jueves, 7 de febrero de 2008

III Carretera y amor.


Noviembre negro en las carreteras españolas, más de 30 muertos este fin de semana, la dirección general de tráfico intensifica los controles…
La radio sonaba, dicha noticia me pilló conduciendo mi bestia. Así era como Paco llamaba a su camión. Un camión de diseño, con todo lujo de detalles, lleno de fotografías de su familia, pósters, algún que otro muñeco, incluso espumillones. Todo ello le daba fuerzas para continuar ese camino infinito.

Paco, era un camionero de esos de catálogo; gran barriga, barba medio afeitada, palillo en la boca y descamisada camisa rota. Por aquel entonces cubría la ruta entre Zaragoza y Madrid. Prestaba sus servicios al transporte de una empresa de electrodomésticos. Llevaba ya más de 39 años conduciendo su camión.

Su familia, que no él, residía en un pequeño pueblo a las afueras de Teruel. Apenas los veía, su trabajo no se lo permitía. Su mujer era ama de casa, sus 2 hijos trabajaban en la construcción y era él, quien llevaba el dinero a casa.
Todos los días llamaba infinidad de veces a su mujer, era su más fiel apoyo, incluso estando siempre tan lejos, aún la quería como el primer día.

Solamente le quedaban tres meses para jubilarse; esperaba ansioso ese momento. Poder entrar a su hogar y poder por fin instalarse con ella por siempre, era su mayor sueño.

Ya era viernes, su último día, sus últimas horas, Paco volvía para casa con un regalo para su mujer, un gran peluche que había comprado en una de las áreas de servicio donde él paraba a repostar. Había sido toda una vida dedicada al camión, una vida dura y exigente, el descanso era más que merecido y llegaba en el mejor momento. Era temprano, su mujer no lo esperaría tan pronto. Ya empezaba a imaginársela dormidita en su cama como un bebé. Estaba nervioso, pero ansioso por verla.

Allí estaba su casa. Abrió la puerta sigiloso, pegó un gran grito de bienvenida, corrió hasta su habitación, abrió fuertemente los ojos, sorprendido los cerró, los volvió a abrir, dio un paso atrás y llorando cabizbajo abandono la habitación.

Mas tarde se enteró como se llamaba él, llevaban ya un año y medio de relación.

Lo que no había podido conseguir la carretera en 39 años, lo acababa de conseguir en un instante su ya, ex mujer.