viernes, 26 de noviembre de 2010

CLVIII Aventuras mil.

Pamplona era una fiesta, volvíamos de ver el encierro. Las manzanas, todas iguales, nos despistaron, suerte que mi amigo recordaba la calle donde habíamos dejado aparcado el coche.
- Mira, ahí viene un señor, ¡esperad que le pregunto!
- Disculpe señor... ¿la calle Kalea?
...
... ...
... ... ... (mmm... jajaja)

domingo, 14 de noviembre de 2010

CLVII !Manda cebollas!


La última vez mientras pelaba cebollas mi amigo me contó una historia tan triste que me puse a llorar. Desde aquel día, cada vez que pelo cebollas me acuerdo de aquello que me contó mi amigo y me pongo tan triste que siempre me echo a llorar.

jueves, 11 de noviembre de 2010

CLVI Lo peor del querer cuando comienza...


Lo peor del querer cuando comienza
son los veleros en la bañera,
las tuberías atascadas,
el chirriar de unos dientes,
la barita de las hadas.

Son los choques de la espuma,
las camisas floreadas,
los defectos en suspense,
las ballenas delgadas.

Lo peor del querer cuando comienza
son los cajones de recuerdos
eres tú, soy yo; uno de cada,
los espejismos y los muertos
los finales con espada.

Lo peor del querer cuando comienza
son las mariposas estrelladas,
los “nos mojamos aunque llueva”,
el polen en la mirada.

Lo peor del querer cuando comienza
es la prisa del que ama,
las costumbres de la almohada,
planear lo planeado
llevar a cabo; la nada.

Lo peor del querer cuando comienza
es cuando acaba.

CLV El besador.


Cuanto más lento besaba más le duraban los amores y al final peor lo pasaba. Decidió pues optar por besar más rápido y abrir bien los ojos al besar para ver a quien besaba, se convirtió en un besador de multitudes. Él decidía cuanto, cuando y como besar, él marcaba el tiempo del beso y lo separaba del corazón. Raras veces se dejaba besar, raras veces se relajaba besando. Ofrecía besos sin color, besos mecánicos, besos cuadrados, besos con horarios, besos sin sabor, besos caducos, ofrecía besos sin amor. Solamente saliva con-(tra) saliva, besos vacíos, nada más que eso. De repente se levantó una mañana y se miró al espejo, tenía los labios arrugados, arpados y secos, no le dio importancia. Aquel día había quedado con 2 chicas para besarse; con la primera en un banco a las 6 de la tarde, con la segunda en una plaza a las 10. Llegó tarde a casa y se fue a dormir. Al día siguiente se despertó, fue a lavarse los dientes y al enjuagarse la boca se miró en el espejo. Su cara agujereada ya solo era un avispero donde salían y entraban largos y punzantes aguijones de tristeza y soledad.

CLIV Experiencia amazónica.

Arañas peludas, te suben orugas, te ladran las pulgas, de perros y plumas. Te comen hormigas, te comes las migas, que fuerte, ¡te miran!, ¡se ríen y gritan! Se ríen caballos y los guacamayos, también los tucanes que van de especiales. Resbalas en charcos que son como barcos, te metes en fosas plagadas de rocas. Te llenas de heridas, no encuentras guarida, tampoco salida, te agobias y olvidas, te hartas, ¡qué vida! Deseas un lecho, dormir bien derecho, un colchón bien hecho y llega ese día… por favor, ¡qué alegría!
Experiencia vivida, en la Amazonía.