jueves, 25 de febrero de 2010

CI Noches despintadas.


Las aceras escarchadas ofrecían los primeros resbalones del agua al caer del primer Sol resacoso y madrugador. La huella de los tropezones de restos de entrañas de jóvenes búhos, amantes de la copa y el ron, recordaba en las esquinas más recónditas su más profunda insatisfacción. Algún que otro espumillón, vagabundeaba al son del viento, rompiendo con el triste silencio, que ofrecían aquellas callejuelas mentirosas de fiesta y felicidad. A lo lejos, levemente se escuchaba el eco lejano de una música que en su momento envolvió y enmascaró con lacitos rosas y que ahora solamente deprimía a aquel muchacho olvidado, dormido en la acera, después de su noche de alcohol, reproches y desolación. Tras las puertas de aquellos antros con focos, las mujeres limpiadoras trabajaban a destajo, sacando sacos y sacos de meados, despropósitos y arpón. Los cristales rotos que agrietaban el terreno pegajoso, convertían a los viejos que por allí pasaban en faquires con alpargatas y camisón. Mientras, en sus casas, dormían con ojos abiertos las sobras de aquellos fiesteros saciados, por lo menos durante algunos días, de lumbre, olas y compasión. Otros, despiertos, con ojos cerrados, mojados, en camas ajenas, fumaban el cigarro de después tras su efímero triunfo de autoestima y pasión.

Noches destetadas, niñas despintadas de azules, noches llenas de corazones en obras, sonrisas de juguete y pilares en reconstrucción.

Tengo la cabeza con tantos grillos que cuando quiera puedo echar a volar.

viernes, 19 de febrero de 2010

C En tus ojos dejé mi vida.


Poco a poco tu mirada se apagaba, levemente te hundías, yo enganchado a tu pestaña resistía los fuertes vientos en tu retina, las inundaciones de tu lagrimal, los terremotos en tu pupila. No dejaba de mirar fijamente el color de tu iris, te quería transmitir mis fuerzas, no quería que te rindieras. Luché durante horas, pero tú, cada vez tenías menos firmeza, temblabas, sufrías, yo seguía observándote, seguía sonriéndote, no te rindas por favor, aguanta, te gritaba. Pero tú, cada vez más débil, te ahogabas, yo me negaba a rendirme, seguía contemplándote, queriéndote, ayudándote. De repente, se te desprendió la cornea, el azul de tu iris se borró y tu luz se apagó, cerraste los ojos y yo sin apenas fuerzas me desplomé, caí, me precipité al abismo de tus pies y desde entonces te guardo, te acaricio, te recorro… y aquí por siempre me quedaré.

Esta es mi entrada número 100. Estoy orgulloso de mí mismo, jamás pensé que esto llegaría tan lejos.

lunes, 15 de febrero de 2010

viernes, 12 de febrero de 2010

XCVIII Mi más mítica frase.


El Carmín Rojo hace los labios de mentira.

domingo, 7 de febrero de 2010

XCVII Hoy cumplo...


"2 años y 2 días"

jueves, 4 de febrero de 2010

XCVI Historias de Marineros.


Eres un tango y mírate,
con tu cintura y tu color
tu personaje de muñeca rota;
habrá que darte de comer.

Los marineros ya sabían
que no hay olas suficientes
para darte de beber,
por eso anuncian cada día
que te quieren sorprender
y tiran la red para pescarte un cielo,
inventan historias de marineros,
tiran la red; y te besan luego.

Yo no sé qué decir
cuando les veo venir
y me preguntan si te quiero…

Ellos no ven,
yo estoy aquí deshinchando la madera,
sacando agua del timón,
arréglate mujer, que aquí el que manda es quien navega,
el mar no pone solución.