domingo, 29 de noviembre de 2009

miércoles, 25 de noviembre de 2009

LXXXVI Adivina, adivinanza...


Explotará la nube y la negrura de tu cuerpo,
te desplegarás aprisa cual rosa enamorada,

obedecerán las gotas al caer de tus varillas,

empezará tu degoteo abrazando mi espalda.


Y seguirás blanco extrañando al Sol,

y seguirás mojado envidiando a sombrillas,
matarás por momentos por ser parasol,

continuarás parando aguas toda tu vida.


¿Qué soy?

Queja / Denuncia:
Los paraguas deberían tener las varillas más largas en un lado que en el otro ya que al resbalar el agua por un paraguas normal, ese agua cae casi perpendicular al suelo y como el eje central, (el mango) lo llevamos en la mano por delante de nuestro cuerpo, la parte de atrás del paraguas queda desprotegida, esa parte posterior debería ser más larga para que al caminar no se nos quedaran los pies fuera. Así evitaríamos llegar siempre a casa con los bajos del pantalón empapados. Algo muy desagradable.
A quien corresponda.

sábado, 21 de noviembre de 2009

LXXXV Barrotes de chocolate.


Encarcelada entre barrotes de chocolate,
con lo que a ti te gusta el dulce,
¿de verdad no tienes la tentación de escaparte?

La vida es un paso de baile,
toda mirada es un intercambio de aire,
toda palabra es un intercambio de hambre.

¿Cuánto tiempo más podrás aguantar?

miércoles, 18 de noviembre de 2009

LXXXIV El Juego de la Vida.


Precisamente por eso, porque creo que las operaciones solo se deben practicar cuando no queda otra vía de escape, como último recurso, como última posibilidad de éxito, como última salida, para salvar piernas, para salvar vidas... Imagínate entonces aquellas operaciones que se hacen por vicio para subir el ego del operado, porque creo que una operación es una puñalada desinfectada, porque creo que las personas deben quererse tal como son, porque deben dejar caer los años con naturalidad y alegría, porque deben cultivar más el psíquico que la carcasa y cuando digo cultivar el psíquico no quiero decir estudiar más, leer más, saber más de algo para llegar a ser el más tonto de clase, sino viajar más, investigar más sobre ellos mismos, descubrirse y sacarse el mayor partido, ver lo que en ellos flojea y fortalecerlo o aprender a esconderlo, saber lo que en ellos destaca y practicarlo y exponerlo.
Busquemos más allá. Saquemos el "suco" de los locos, hablemos con los vagabundos, los expertos, los presos y los carceleros, los dejados, los ricos y los contentos, razonemos con los buscados y los olvidados, con los jóvenes, con los viejos, con los tontos y los callados, los carcamales y los modernos, los que esperan, los desesperados...
Subamos a los tejados, hablemos con los gatos y oteemos. Juguemos a ser oveja blanca en rebaño negro, miremos al pastor de frente, engañemos al que nos cuida y nos muerde. Conozcamos y enriquezcámonos con cada una de las personas que vayamos conociendo. Enamorémonos de los cardos borriqueros.

El entramado social del cual formamos parte puede llegar a ser muy divertido. Aprovechémoslo, es gratis.

PD: !Hay que ver! he empezado hablando de operaciones y mira a donde he llegado. Es curioso esto de escribir sobre la marcha.

domingo, 15 de noviembre de 2009

LXXXIII Leeds, una ciudad curiosa.









Leeds, así se llama la ciudad que visitamos un grupo de siete conocidos, que no amigos y yo. Es una ciudad inglesa que se encuentra muy cerquita de Liverpool y Manchester. Esta será la única descripción coherente que podré hacer de la ciudad en cuestión.
Resulta que los coches tienen cuatro ruedas, hasta aquí bien, pero tienen el volante girao, lo tienen en el asiento del copiloto, que manera de llamar la atención. Una vez vimos a un bebé dentro del coche y pensamos que ya tenía carnet de conducir. Los carriles de las carreteras, caminos, sendas también los hacen tuertos, en vez de ir a derechas van a izquierdas. Las escaleras mecánicas que en España suben, como es normal, allí bajan. Está todo del revés. Aunque son europeos, cuando vas a pagar resulta que no aceptan euros, ellos tienen su propia moneda, la libra esterlina. Menudos pijos. Cuando vas a cruzar la calle no sabes por donde hacerlo, tampoco dibujan los pasos de cebra y encima al cruzar no sabes ni por donde te van a venir, ni los coches, ni las personas. Es un descontrol. La ciudad está llena de casinos y casas de apuestas, puedes jugar a la ruleta, al póquer, a las tragaperras, incluso puedes apostar por tu tísico perro favorito ganador en las carreras de galgos. Las carreras de caballos están amañadas ya que los caballos son virtuales, no reales, se les nota al saltar. Los semáforos están hechos para ciegos, no para sordos; ninguno tiene pajarito pero son enormes. Leeds no tiene mar pero la lluvia fina en spray, el chiribiri, es continuo y hace bastante frío. Allí la gente, chicos y chicas son ingleses y hablan raro; hablan en inglés. Los ingleses son feos, las inglesas son guapas y con pieles blancas, finas y delicadas, viven maquilladas, visten de boda incluso para ir a comprar el pan o echarse la siesta después de comer. Son raros, comen a destiempo, pronto y mal pero no hay muchos gordos, ya he dicho que se cuidan bastante. Desayunan fuerte a las 8 de la mañana, comen a las 12, toman su te a las 5, cenan a las 7 de la tarde; a las 8:30 ya se están lavando los dientes con el pijama puesto para irse a dormir. Son pelín rancios. Los días se hacen largos, las noches eternas. Anochece a las 4:30 de la tarde. Aunque hace bastante frío las chicas y chicos visten escotados de ombligo para arriba, las chicas llevan medias largas y cinturones anchos también llamados faldas muy muy cortas. Los chicos acostumbran a llevar camisas a cuadros, tipo leñador. En los supermercados no hay cajeras, cada cual se pasa el código de barras como puede. Las peluquerías como las casas de apuestas siempre están llenas, si quieres que te laven el pelo no echas la cabeza hacia atrás, la echas hacia delante. Las picas las tienen delante y el agua con jabón te cae en los ojos. Da igual, son extraños. Los restaurantes chinos no son chinos, son peores. Aparte de gente muy blanca hay gente muy negra, como el chocolate con agua insípido que te sirven en las calles. Esa gente también habla inglés. Los negros también son feos, las negras digamos que son voluminosas. La comida típica de allí es el "Fish and chips" pescado con patatas. Allí no tienen badulaques ni kebabs. Las discotecas tienen la música muy alta, te llega a temblar la nariz, cierran a las 3 y subirte en limosina es gratis. Las personas mayores lucen pelo cardado blanco, allí no se tiñen ni se operan los labios. Son educados pero a la vez quisquillosos, todo les molesta. Son serviciales, patriotas y militares. Tienen un museo de armas y disparos. Algunos pescan en el río, otros llevan flores pegadas al pecho. Hay lugareños con estilo hijas de Zapatero, estilo gótico y negro. También vimos al cuervo. No hay perros, pero sí ovejas, tienen todo muy húmedo, verde y recogido. Tampoco hay motos ni bicicletas, pero tienen un carril exclusivo para ellas, como también lo tienen los autobuses de dos pisos que deambulan por la ciudad medio vacios. Las paradas de bus también están del revés, en vez de tener el vidrio detrás lo tienen pegado a la carretera. Los coches tienen matrícula amarilla lo cual normalmente no combina con ningún color y hace a los coches más feos.

En definitiva, los ingleses son unos inadaptados, van de especiales. Aún así me gustó Leeds y sus gentes. Recomiendo la visita. !Tened en cuenta que el vuelo de ida y vuelta solamente nos costó 20 euros!


viernes, 13 de noviembre de 2009

LXXXII El Tragaluz.

- Yo era un infeliz, un amargado, me dijeron que buscara la luz al final del túnel, no tan solo la encontré sino que me la tragué. En un primer momento fui muy feliz, tanto, tanto, que no me lo podía creer, pero ahora míreme, vuelvo a estar como al principio. ¿Qué me recomienda, doctor?
- Haber… abra la boca por favor.
De repente una enorme bocanada de luz cegó la vista del doctor.
- ¡Pero qué es esto! Cierre la boca, ciérrela.
Posiblemente toda la luz que se trago de golpe no le haga más feliz. La luz se traga a poquitos, en pequeñas dosis, incluso hay días que no se debe consumir luz. Mire, le haré una receta. Tiene que tomarse este medicamento tres veces al día después de cada comida durante un mes, ya verá cómo pasado este tiempo se encuentra mucho mejor.
- Pero doctor, ¿qué tipo de medicamento es este? ¿Oscuridad?
- Sí, así es, así se llama este medicamento, Oscuridad.
- ¿Y para qué necesito yo algo así? Yo solo quiero recuperar mi felicidad.
- Le explico, usted se trago de golpe la luz, la felicidad; resulta que durante un tiempo fue muy feliz porque cambió lo bueno por todo lo malo que le había pasado en su vida. Pero al final se ha acostumbrado a ser feliz y ya no lo valora, por eso vuelve a estar triste. Usted, entonces, lo que necesita es este medicamento para saber y entender que todo también podrá ir mal, así y solo así empezará de nuevo a valorar lo bueno y podrá volver a ser feliz. La felicidad se compensa con la oscuridad, con la tristeza. Si no existiera la oscuridad y los problemas tampoco existiría la felicidad y viceversa. ¿Lo entiende ahora?
- Sí doctor, ahora lo entiendo, tres veces antes de cada comida, ¿verdad?
- Así es.
- Muchas gracias doctor.
- De nada, vaya con Dios.
Pie de foto: Esta ranita también se tragó una luz; la luz de navidad.

jueves, 12 de noviembre de 2009

LXXXI Esta noche el viento sopla para no creer.

Duérmete en la orilla
de la arena fina,
que te rozara la piel.

Duermen los ladrones
y los corazones
que lucharon por querer.

Duermen los heridos,
los que han prometido
irse para no volver.

Duérmete mi cielo
que esta noche el viento
sopla para no creer.

Duérmete en la línea
que separa el día
del anochecer.

Duermen las ballenas,
los que abren los bares,
los que siempre esperan de pie.

Duerme el horizonte,
el mapa que esconde
la razón del que se va.

Duérmete mi cielo
que aunque estés muy lejos
mi canción te abrigará.

Duermen las canciones
que se hicieron pobres
hartas de esperarte a ti.

Cierra los ojillos
que aunque apriete el frío;
hay que taparse y dormir.

Cierra los ojillos
que ahora aprieta el frío,
tápate y vete a dormir.

LXXX Quien de joven trotea, de viejo galopea.


Los peces viejos están cansados de desenredar anzuelos, de esquivar erizos y de escapar de tiburones negros. Los peces jóvenes siguen yendo detrás de las doradas, se pinchan con los corales y no se cansan de buscar la perla dentro de las almejitas. Los peces viejos piensan, luego abren branquias y respiran, se fijan, buscan plancton en las esquinas. Los peces jóvenes respiran, luego piensan, escuchan sirenas rosas de pacotilla. Los peces viejos esquivan las anclas, no salen de su guarida. Los peces jóvenes, echan el ancla, caen en las redes de morenas y anguilas. Los peces viejos ponen huevos, los peces jóvenes son unos huevones, se creen los tritones del mar. Los peces jóvenes serían capaces de nadar contracorriente durante horas, los peces viejos se dejan llevar ya por las corrientes.
Y mi abuela dijo:
- Cuando seas padre comerás huevos, ahora que eres hijo te chupas los dedos.
Antes de ser viejos tendríamos que haber sido jóvenes. Quedar con Dios.