viernes, 27 de febrero de 2009

LVI Yo, yo y yo.


Si te soy sincero nunca me he leído ningún libro, hubo un tiempo en el que se me olvidó leer, ahora cacareo constantemente. Siempre he sido un chico bastante “dejao” en apariencia y realidad, me costaba hasta quitarle el tapón al bolígrafo, ahora directamente lo muerdo y lo pierdo. Algo que nunca me costó fue comerme las uñas, me encanta la comida variada y mediterránea , sin embargo no sé ni freírme un huevo. Me gusta la carne bien hecha aunque me considero un ser bastante blando en el amor y en la guerra.
Siempre me lo han dado todo hecho, no he tenido iniciativa, nunca por nada; solo en entender el porque de ciertos catálogos de comportamiento, parece ser que siempre tiene que haber un lobo feroz y una caperucita roja... Todos salimos del mismo cuento con un mismo final pautado y ridículo. No creo que todo ya esté inventado.
Me ha gustado siempre descubrir lo que no se dice y omitir lo dicho. Siempre le he dado mucha importancia a la palabra y no al palabrerío.
Nunca he sido del todo violento, solo he matado alguna mosca, no por sentirme asesino sino por ganas de matar. Me he subido en escenarios que yo solo me he inventado. He creado conflicto con extraños y pequeños, conocidos y mayores para ver su reacción. Me encanta Gran Hermano y los programas del corazón.
Soy consciente que no tengo idea de nada, que me conoce mejor el camarero del bar de la esquina al cual acudo cada domingo que yo mismo en mi mismidad.
Me encanta perder y llorar en silencio a gritos, buscarle los 14 pies al gato, ver el fútbol de los lunes y tirar los domingos. Considero que no existe ni presente, ni pasado, ni futuro, solo somos marionetas de nuestro propio tiempo y destino.
Me encanta estar solo, conmigo. También me encanta reír, criticar y fregar. Normalmente soy flor de un día, una risa tonta, una mirada clandestina... No me gustan las chicas de ojos claros, me da miedo su mirada, considero que esconden más de lo que callan.
No tengo vicios ilegales, solo bebo café para hacerme el mayor. Me gusta hacer deporte no para fortalecer mi cuerpo sino para transparentar el corazón. Normalmente me duele la cabeza de tanto pensar, habitualmente padezco jaquecas.
Me gusta mirar a los ojos oscuros de las chicas, mientras me paseo por ciertas partes de sus cuerpos, (perdón, esto lo hace un amigo mío.)
Me gusta pintar mal y que me echen de más y de menos. No suelo caer bien, tampoco lo pretendo. No tengo cosquillas aunque me encanta buscarlas. Estudié por “el que dirán” no por plantearme un futuro.
Creo en el amor por obligación, la amistad es efímera y temporal, por eso normalmente no intento conservarla. Ya me cansé de jurar eso de “ amigos para siempre”.
Me gusta vivir intensamente y dejar huella en la arena bajo el agua del mar. Me gusta ordenarla y que me mime, que me duerman mientras despierto. Aunque no lo necesito, soy experto en mentir sin engañar, no es que me guste, sino que siempre me pillan.
Cumplo a rajatabla con los puntos y comas que se me presentan en el camino. Me gusta mirar escaparates mientras paseo por escondites que solo yo conozco.
Tanto hablar, tanto hablar...al fin y al cabo me considero un tipo de lo más subnormal, un chico más, como muchos de mi generación.

lunes, 23 de febrero de 2009

LV Cosas...


Unos se tapan,
otros se visten,
YO; me disfrazo.

miércoles, 18 de febrero de 2009

LIV La importancia de la comunicación.


- Lo que vaya a decirte no te solucionará nada, lo que vaya a contarte no será más importante que el silencio de la incertidumbre que reina en esta maldita sala. Por eso no te digo, te miro, no me río, me callo. No me respondes, ¿qué pasa?, no me preguntas por mí, no me hablas pero escucho tu respiración, ayúdame a salir de aquí o igual has sido tú quien me ha traído aquí, ¿es eso verdad…?, me siento débil y descuidado, no hay espejos, tú no te ves, pero tienes la cara blanca, estás pálido, no te sonrojes, no; sigues blanco. Tu cara es un poema, pero para poema el que acabamos de escuchar en aquella cinta de casete.

Aquellos dos desconocidos no entendían como habían llegado allí, que hacían encerrados y porqué estaban magullados y atados con cadenas. Todo eran preguntas sin respuesta.

El mensaje del casete era claro:
“Debes extraer la llave que tiene tu compañero de sala en el bolsillo de su pantalón; desátate, desátale de las cadenas y marchaos. Tenéis 1 minuto de tiempo, al pasar ese minuto la puerta por siempre se cerrará y moriréis los dos. Daos prisa.”

El minuto empezó. El ciego le habló pero el sordo no contestó, el ciego viendo que el tiempo acababa, se puso nervioso y atacó intentando buscar la llave de su pantalón, el sordo no entendió el porqué de todo aquello y desconfió, no se dejó. Finalmente el tiempo se consumió, la puerta automáticamente se cerró y todo acabó.

Aquel hombre ciego, junto aquel hombre sordo murieron ambos dos de sed y hambre; nadie nunca les encontró.

El ciego escucha, pero no ve.
El sordo ve pero no escucha.
Difícil comunicación.

-Quedar con Dios-

jueves, 12 de febrero de 2009

LIII El niño volador.



Suspendido entre placentas y sangre roja nació,
el parto fue normal, sin complicación;
mientras estuvo en manos suaves de médicos,
en el hospital, nada se notó,
pero en cuanto su madre le soltó,
algo asombroso ocurrió,
lentamente el niño subía,
poco a poco ascendió
y el techo de la sala suavemente acarició;
la madre horrorizada rápidamente al personal avisó;
aquel niño dormía plácidamente
suspendido en el aire, cual ave volador.

Empezó pues la gran investigación;
aquel niño subía y subía
cual globo de helio hacia el Sol.

La madre muy preocupada,
con arneses siempre le llevó,
el pánico a que se perdiera por el espacio
siempre la acompañó.

El niño globo, el niño volador
todo el mundo conoció.

Los años pasaban,
el niño crecía pero su peso no,
vivía flotando cual bella abeja
recogiendo polen sobre su flor.

Poco a poco iba haciéndose mayor,
en adolescente rebelde se convirtió.

Un día fuertemente con su madre discutió,
se quitó los arneses y de casa salió,
la madre gritó, ¡No salgas, no salgas...!
demasiado tarde pues el niño,
ya como un punto en el cielo se vio.
La madre nunca se lo perdonó.

Cuenta la leyenda que los días de eclipse lunar,
son guiños del niño globo, del niño volador
saludando y sonriendo al resto del mundo terrestre exterior,
en especial a su madre,
mostrando su agradecimiento y comprensión.

martes, 10 de febrero de 2009

LII El carcelero de sueños.


Solo un gesto,
una palabra bastó,
lo demás, todo lo imaginó...
algo fuertemente comenzaba,
sin avisar; en su corazón chocó.

Ella; cáncer angelical,
galope multicolor,
palabras de ácida fresa,
dulce blasfemia.
Enfermo por ella; pobre...
todo lo padeció.

Él, asombro poseso,
mirada clandestina,
estupor violento,
domingo cascabelero...

Obsesión incontrolada,
hembra despechada,
toro acorralado,
gran vaca lechera, poderosa,
dulce locura le dejó.

Él, con timidez de catálogo,
ella, con contrato temporal,
los días se acababan,
todo llegaba al final.

Y lloró y lloró
y su gran leyenda empezó,
el amor platónico habitó;
nunca la tuvo,
pero por siempre la amó.
Desde entonces,
el carcelero de sueños,
todo el mundo llamó.

viernes, 6 de febrero de 2009

LI NO a los "Pan Sin Sal". NO a los "Heidis".


Harto de ver ya tantas vidas "mea poquito", sin substancia, mentes lineales y conservadoras, tan perpetuamente tranquilas y sosegadas que acaban siendo verdaderos tostones inhumanos. Harto ya de escuchar tantas conversaciones insípidas, falsas, hipócritas y políticamente correctas me decido a gritar a una vida de verdad; a los principios perseguidos, a los impulsos del momento, a las montañas rusas y al estado puro. A la calidad de la persona, no tanto la cantidad, al desarrollo de nuestro instinto animal, a las miradas de complicidad. A el riesgo y la sinceridad, a los desfasados, a los extremos controlados, a los inteligentes descarados, a los insulsos descartados, a la simplicidad, a la claridad, a la transparencia, a la productividad, al trabajar para vivir y al no vivir para trabajar. A la peculiaridad, a lo raro, lo especial. A la clase, a la elegancia informal, al buen gusto, a la evolución, a el no cambiar.


Expresémonos sin vergüenza,
con total tranquilidad,
no hagamos de la vida una rutina,
que bastante lo es ya...