miércoles, 18 de febrero de 2009

LIV La importancia de la comunicación.


- Lo que vaya a decirte no te solucionará nada, lo que vaya a contarte no será más importante que el silencio de la incertidumbre que reina en esta maldita sala. Por eso no te digo, te miro, no me río, me callo. No me respondes, ¿qué pasa?, no me preguntas por mí, no me hablas pero escucho tu respiración, ayúdame a salir de aquí o igual has sido tú quien me ha traído aquí, ¿es eso verdad…?, me siento débil y descuidado, no hay espejos, tú no te ves, pero tienes la cara blanca, estás pálido, no te sonrojes, no; sigues blanco. Tu cara es un poema, pero para poema el que acabamos de escuchar en aquella cinta de casete.

Aquellos dos desconocidos no entendían como habían llegado allí, que hacían encerrados y porqué estaban magullados y atados con cadenas. Todo eran preguntas sin respuesta.

El mensaje del casete era claro:
“Debes extraer la llave que tiene tu compañero de sala en el bolsillo de su pantalón; desátate, desátale de las cadenas y marchaos. Tenéis 1 minuto de tiempo, al pasar ese minuto la puerta por siempre se cerrará y moriréis los dos. Daos prisa.”

El minuto empezó. El ciego le habló pero el sordo no contestó, el ciego viendo que el tiempo acababa, se puso nervioso y atacó intentando buscar la llave de su pantalón, el sordo no entendió el porqué de todo aquello y desconfió, no se dejó. Finalmente el tiempo se consumió, la puerta automáticamente se cerró y todo acabó.

Aquel hombre ciego, junto aquel hombre sordo murieron ambos dos de sed y hambre; nadie nunca les encontró.

El ciego escucha, pero no ve.
El sordo ve pero no escucha.
Difícil comunicación.

-Quedar con Dios-