jueves, 12 de febrero de 2009

LIII El niño volador.



Suspendido entre placentas y sangre roja nació,
el parto fue normal, sin complicación;
mientras estuvo en manos suaves de médicos,
en el hospital, nada se notó,
pero en cuanto su madre le soltó,
algo asombroso ocurrió,
lentamente el niño subía,
poco a poco ascendió
y el techo de la sala suavemente acarició;
la madre horrorizada rápidamente al personal avisó;
aquel niño dormía plácidamente
suspendido en el aire, cual ave volador.

Empezó pues la gran investigación;
aquel niño subía y subía
cual globo de helio hacia el Sol.

La madre muy preocupada,
con arneses siempre le llevó,
el pánico a que se perdiera por el espacio
siempre la acompañó.

El niño globo, el niño volador
todo el mundo conoció.

Los años pasaban,
el niño crecía pero su peso no,
vivía flotando cual bella abeja
recogiendo polen sobre su flor.

Poco a poco iba haciéndose mayor,
en adolescente rebelde se convirtió.

Un día fuertemente con su madre discutió,
se quitó los arneses y de casa salió,
la madre gritó, ¡No salgas, no salgas...!
demasiado tarde pues el niño,
ya como un punto en el cielo se vio.
La madre nunca se lo perdonó.

Cuenta la leyenda que los días de eclipse lunar,
son guiños del niño globo, del niño volador
saludando y sonriendo al resto del mundo terrestre exterior,
en especial a su madre,
mostrando su agradecimiento y comprensión.