viernes, 30 de enero de 2009

L La busqué, juro que la busqué...


Y la busqué en nuestro banco vacío,
en aquel portal ya desatendido,
en el pícaro parque de las miradas,
en nuestro cine de las verguenzas,
en cada semáforo del derroche,
en el restaurante de las promesas,
a contraluz y en lo blanco.

Te busqué pero te fuiste,
no dejaste ni las sobras
de un amor crucificado.

Ni un falso beso de despedida,
ni una canción desesperada,
ni una última sonrisa fingida...
Te marchaste sin más ni menos.

Insincera y fría.


En la ausencia, también te espero.

sábado, 24 de enero de 2009

XLIX Esta carta se la escribí a una chica que pretendía ser mi amiga.


Hola super amiguita. Muchas gracias por escribirme

En primer lugar te diré que soy un tipo bastante difícil de conocer. No sé si es por mi actitud fría ante los demás, especialmente las chicas, o si es en cambio por mi forma de ser variable... que me hace ser imprevisible, aventurero y soñador.

Por otra parte no tengo inconveniente en mostrar todo aquello que esté en tu interés y espero que tú juegues de igual forma, es decir, que nos conozcamos en la medida que unas frasecillas, una consecución de palabras... nos lo permitan.

Qué decirte sino que yo prefiero las conversaciones que se escapan de lo normal, no necesariamente surrealistas, pero no catalogadas en "lo típico" pues de lo contrario nuestra relación se convertiría en mera rutina, destinada sin duda al temprano olvido...

No te conozco absolutamente, y sé de entrada que jamás te conoceré absolutamente... pero confío en saber alguna cosa más, que el significado de las palabras que espero, pronto, me escribas.

Como yo soy forma, variable, transitoria; y también soy fondo, insobornable, permanente, congelado, fiel.. de entrada te diré también, que acomodaré mi forma a tu forma, es decir, seré un poco, cómo tú quieres que sea... No sé cómo se llama esta figura retórica, quizás psicológica, pero... existe; y es siempre la herramienta que utilizo para tratar a los demás. Así pues debes ser consciente que marcarás el tipo de relación que tendremos, y muy posiblemente en tus primeras palabras.

Bueno, por mi parte poco más... no tomes todo ello como una imposición, como unas leyes para conversar conmigo, tú puedes hacer, decir, lo que te plazca, en cualquier momento, es más, necesitaría que lo hicieses.

Recibe cálidos besos, tu superamiguito.

jueves, 22 de enero de 2009

XLVIII La residencia.


Aparcamos el coche en aquel barrizal de barro y despropósitos, el parquing de la residencia de ancianos; del muro de las lamentaciones. Nos acercamos y antes de entrar vemos a un hombre que pasea por los alrededores del recinto, cabizbajo, sigiloso; le saludamos, pero no nos responde. Otro tira de un carrito, entubado por completo. Abrimos el portón, al frente la capilla, montones de crucifijos y posters llenos de mensajes cristianos al viento, que nadie lee. Giramos a la izquierda por un pasillo iluminado y al fondo nos encontramos con la sala. Dentro impaciencia, incomprensión, dejadez, lejanía y prisa por morir. Muchos abuelos encajonados en sus sillas y sillones. La televisión está encendida pero nadie la ve, nadie la atiende. El silencio es imponente, la tristeza contagiosa. Y entrando a mano derecha mi abuela, dejando caer los días, consciente de todo, con mirada perdida y corazón espeso. Le saludamos y le cuesta activarse, finalmente nos acaba reconociendo. Rápidamente nos sonríe y le preguntamos como siempre lo de siempre y nos contesta como siempre lo que quiere, como quiere lo de siempre.
- ! Pero no te quejes! Si estás perfectamente! Ya me gustaría llegar a mi a tus años como estás tú de bien!
Pero... ¿ y el otro dolor? Parece que nadie lo tiene en cuenta o no lo quiere tener en cuenta.
- Pero si aquí te cuidan muy bien, todo está muy limpio, no huele a viejo, ¡ huele muy bien!
A lo que mi abuela después de unos segundos responde:
- Pero... ¿ cuándo vuelvo a tener vacaciones? ¿ Cuándo vuelvo unos días a casa?

Quien quiera entender que entienda.

miércoles, 21 de enero de 2009

XLVII Vidas del ladrido seco.


Silencios que son camino,
caminos que son trabajo,
trabajo que son constancias,
constancias que son rutinas,
rutinas que son tristezas,
tristezas que son silencios,
silencios que son camino.

Alegrías que son momentos,
momentos; aleluyas,
aleluyas son relámpagos,
relámpagos; desastres,
desastres que son vida.

Vidas del desastre y la rutina,
del instante y del deber,
del placer y enloquecer
llorando por las esquinas.