miércoles, 7 de octubre de 2009

LXXV Esta vez diré NO a los “Mea Poquito”.


Que pasa, ¿que tú meas colonia? ¿Qué después de ir al lavabo huele a fragancia de mango y a ambientador de pino?
Odio a esa gente tan sumamente “artística” por llamarlo de una manera no ofensiva, a esa gente tan extremadamente extremada, delicada, esponjosa, suave y perfecta. Odio a esa gente que controla cada uno de sus movimientos, rápidos o lentos, que controla sus gestos, sus sonrisas, falsas e hipócritas, cada una de sus palabras sin substancia, sin condimento, palabras tan vacías que caen en el olvido al segundo de escupirlas. Sí; odio las conversaciones de ascensor, más si con la persona que hablas la conoces desde hace años; !parece mentira! Odio ese caminar chulesco que tienen, esas bromas cutres y guionizadas, esa poca improvisación, esa falta de imaginación, esa aparente seguridad, ese estrés que dicen tener, !sino hacen nada! Esas importancias que se dan, ¿de verdad se creen importantes?, ese tiempo que pierden en darle vueltas a esos temas, temas que por otra parte son autenticas sandeces y tonterías sin ningún fundamento ni complicación.
Los “Mea Poquito” son personas que se ahogan en un vaso de chupito, son incapaces de ver más allá de ellos mismos, viven en mundos tristes y monótonos. Odio esa superficialidad ridícula y descarada.

Al fin y al cabo, no nos queda otra. Seguiremos aguantando.