domingo, 6 de junio de 2010

CXXXV Alimento.

Llevaba años enganchada platónicamente de él. Un día la luna hizo que coincidieran en una fiesta. Él iba muy borracho, ella iba muy enamorada. Se armó de valor y se dejó tropezar con él. Él se dio la vuelta, la agarró fuertemente y la intentó besar como a todas las chicas de aquella noche. Ella, por supuesto, se dejó. La pasión se desbordó. Al cabo de treinta segundos, la gente, de ellos se apartó. Se habían convertido en dos vampiros, se estaban desgarrando los labios, uno por salido, la otra por verdadero amor.