viernes, 13 de marzo de 2009

LIX Porros de imaginación.


Aquel día me levante distinto... Un caramelo me solucionó el berrinche, un parche tapó mis heridas y el helado de fresa sació mi calor extrema. Salí de casa y un simple tapón que me encontré en el suelo me sirvió para divertirme y jugar, lo chuté y chuté y chuté, lancé piedras al río, hice ranas, llegué muy lejos, caminé, corrí y bailé sin música aparente, busqué hormigas y hormigueros, me manché los pantalones hasta los calzoncillos, volé sin capa ni escoba; aquel día quería desconectar, olvidarme de mí, despreciar el pasado y vivir el presente como antes, cuando era un niño, cuando me acostaba en el techo de las mañanas, cuando mi mayor preocupación era saber definir precisamente esa palabra, preocupación; cuando te buscaba a oscuras y en silencio en forma de gallinita, cuando tiraba la piedra y enseñaba la mano, cuando aún buscaba el mar en Madrid, cuando me reía sin envoltorios ni lacitos rosas...

Ahora fumo por callar, porros de imaginación.

Menuda marea que tengo en la espalda,
menuda insistencia, ¿quien me la guarda...?