martes, 11 de marzo de 2008

XIX Bulling.

En esta historia me ahorraré los detalles, no creo que sea necesario contar todo lo que a este pobre niño le toco sufrir.

Por la mañana…
Mientras las gaviotas se comían ya, los restos de bocadillos e insultos que habían quedado en el patio del colegio, subía un niño, cabizbajo, escaleras arriba a refugiarse a su clase. Que suplicio, que 20 minutos más duros de recreo.
El era Pablo, un niño de los de antes, respetuoso, trabajador y constante. Solo tenía 13 años pero la vida le llevaba mucho tiempo maltratando. Desde bien pequeñito fue objetivo de burlas, desplantes e insultos por parte de sus compañeros, tanto en la escuela como fuera de ella. Siempre lo sufrió en silencio, nunca lo comentó en casa, su refugio, durante muchos años.
Afortunadamente, ese niño se espaviló, tarde, pero se acabo espavilando. Todo ello, una vez superado, le hizo ser más fuerte, multiplicar su personalidad y no dejar ser, nunca más, pisoteado por nadie.
Hoy en día es maestro y tiene un gran don, su empatía con cada uno de los niños, se dedica a impartir clases académicas pero sobretodo está muy atento para combatir cualquier tipología de bulling en las aulas.
No tenemos que olvidar que los problemas de este tipo para un niño son equiparables al peor de los problemas posibles para un adulto. Que se tenga en cuenta por favor.
Con Dios.