Engancharon del pie de un independentista radical un gran
globo rojo de helio, poco a poco subía y subía, sus gritos de independencia
cada vez se escuchaban más a lo lejos.
Unos meses más tarde,
tras su viaje, regresaba caminando feliz, tranquilo y contento con el mismo
globo rojo, mucho más pequeño, cogido de su muñeca, en el cual se leía solo una
palabra: VIAJAD.