jueves, 3 de noviembre de 2016

CXCII Escudos de alelís.

Una nube negra, aviso de tormenta en mí, fuera es primavera, necesito huir a un mundo de miradas transparentes, a un mundo donde nadie muera atragantado por todo aquello que nunca dijo, donde no tenga que tener lo que nunca tubo, donde no existan las duchas ni las prisas por amar, sino baños relajados de espuma, donde se eche más de más de lo que se echa de menos, donde no exista el futuro de nunca jamás, ese " ya te llamaré, ya quedaremos" y luego nunca llamó ni nunca se vieron; donde no exista la ley del silencio como solución a los problemas, donde no existan las distancias sin kilometros, donde un niño jamás cargue con los problemas de los mayores, donde se respondan todas las cartas de auxilio, donde no importe tanto el continente y más el contenido, donde debatir no sea tabú, donde pedir perdón no esté destinado a unos pocos, donde haya contacto piel con piel, donde el orgullo y el rencor esté pasado de moda, donde se respeten los sentimientos de las personas, donde se destruyan todas las zonas de confort, donde la valentía no necesite de escudos, donde los escudos se fabriquen con flores, donde todas esas flores sean todas alelís.